De no haber sido músico, Marco Antonio Solís “el Buki” hubiera sido sacerdote o payaso. Esas fueron las primeras aspiraciones que tuvo cuando era tan solo un niño. Pero hoy, 45 años más tarde, tiene una exposición dedicada a su trayectoria que demuestra que eligió el camino correcto.
“Al principio yo me inclinaba por el sacerdocio, imagínate, o ser payaso. No sé por qué me llamaba la atención, pero la del sacerdocio la tenía más fija y con más convicción. Después llegó la música inesperadamente y me transformó”, aseguró el famoso mexicano en entrevista con Efe.
Los inicios del cantante nacido en Ario de Rosales, en el occidental estado de Michoacán, se dieron cuando tenía tan solo diez años, dos años más tarde probó sus dotes en la composición y para los 17 ya tendría su propia banda, Los Bukis, la que sería su primera plataforma rumbo a la fama.
“Siempre me gustó cantar, a mis amiguitos y a los maestros les empezó a llamar la atención cómo lo hacía. La composición empieza a los 12 o 13 años y fue algo que se me dio natural”, confiesa.