doncebimos un buen sofrito sin ella. La tomamos en crudo como parte de ensaladas, estofada con todo tipo de guisos, asada como guarnición para acompañar todo tipo de platos, frita, encurtida, etc. Pero, ¿sabes cuántos tipos de cebollas hay en nuestros mercados y para qué se usa cada una de ellas?

 

Empecemos explicando qué es exactamente una cebolla: ¿una verdura? ¿una hortaliza? ¿una raíz? Según la RAE el término hortaliza hace referencia a “planta comestible que se cultiva en las huertas”. Matizando un poco más, se refiere todos aquellos vegetales de los cuales consumimos sus raíces, hojas, semillas, frutos, tallos, bulbos, etc. Algunos ejemplos de bulbos, son el ajo y la cebolla, por lo tanto estaríamos ante un bulbo -se encuentra bajo tierra, con sus hojas asomando por la superficie-, que se considera una hortaliza. 

La cebolla -que pertenece a la familia de las liliáceas como, por ejemplo, el puerro- es prácticamente inseparable de la cocina, tiene la capacidad de aportar aroma, sabor y textura a otros alimentos y, además, está llena de propiedades saludables, gracias a su efecto antioxidante, antiinflamatorio y antimicrobiano. Su uso cocinado proporciona un toque dulce, mientras que en crudo aporta notas picantes.

Es un producto que se cultiva durante todo el año y tiene la ventaja de que se conserva durante bastante tiempo. Lo más recomendable, una vez que las compres, es ponerlas en un sitio fresco, aireado, seco y sin mucha luz. Si la has partido, habrás de guardarla en la nevera tapada con papel de aluminio. Y si las quieres congelar, pártelas , mételas -en crudo o escaldadas- en bolsas de plástico y podrás conservarla hasta 6 meses en el congelador.

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